Martes, 3 de diciembre, 2024

CUANDO LOS HOLANDESES PRUEBAN DE SU PROPIA MEDICINA

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Piensan que son superiores a nosotros. Más sofisticados. Más organizados. Más cultos. Ahora van a tener que tragarse sus palabras.

Pablo Gea – La Inicativa

Países Bajos será recordado siempre en España como el país que más enconadamente se opuso a que la Unión Europea emitiera deuda mutualizada para ayudar principalmente a los países del sur de Europa durante las etapas más duras de la Pandemia. Desde el Gobierno Holandés se insistió -con parte de razón- en que los gobiernos de España e Italia (entre otros) no eran fiables porque no habían hecho sus deberes. No se habían terminado de remachar las reformas económicas que justificaban que la Unión Europea abriera el grifo para que fluyeran los billetes. Al fin y al cabo, ¿quién se fía de un Gobierno que no paga a sus acreedores? Nadie. ¿Y qué hace un Gobierno Europeo que sabe que no se fían de él? Pedir a sus socios que le salven el cuello. Así de simple. Se plantearon los miembros del gabinete de Mark Rutte (lo mismo que sus homólogos austríacos y, con la boca pequeña, también los alemanes) que porqué iban a tener que hipotecar su dinero por unos países que no son capaces de cumplir con sus acuerdos. Es decir, dentro de la tradición de tópicos sobre los países mediterráneos y sobre España en particular, ¿por qué jugársela por gente que está todo el día bebiendo, de fiesta y durmiendo la siesta?

Dolorosamente, así es como nos ven. La tradicional hospitalidad ibérica con frecuencia es recibida con condescendencia cínica y claro desdén por quienes piensan que son superiores a nosotros. Más sofisticados. Más organizados. Más cultos. Ahora van a tener que tragarse sus palabras. Y Si bien esto debiera servirnos para vigilar mejor la imagen que damos en el exterior, también es una buena razón para mostrar otro lado de España. El de la España con una de las jornadas laborales más largas de toda Europa. Con unos contrastes entre ricos y pobres cada día más grandes. Acostumbrada a trabajar duro por una recompensa mínima mientras la clase política vive a costa de su gente. No obstante, la Justicia a veces es providencial, y el efecto búmeran ha alcanzado de lleno a todo el Gobierno holandés. A tan sólo dos meses de las elecciones legislativas, Mark Rutte y todo su gabinete han presentado su dimisión este viernes.

Escándalo administrativo

El motivo de esta dimisión no es otro que un escándalo institucional de proporciones bíblicas. Y es que en 2014 la Agencia Tributaria de Países Bajos acusó sin ningún fundamento a nada menos que 26.000 familias -la mayoría de origen turco y marroquí- de estafar al fisco como beneficiarios fraudulentos de ayudas económicas para pagar las guarderías de sus hijos. Pese a los intentos de proporcionar documentos, justificantes, contratos de trabajo y declaraciones de la renta que acreditaban el error monumental por parte de la Administración, los funcionarios bloquearon cualquier vía para tratar de probar que se había cometido un error. Para más inri se exigió la devolución de decenas de miles de euros a estas familias en plazos imposibles que si acaso alcanzaban semanas, a la vez que se cortó de raíz el abono de la ayuda incluso estando pendiente la resolución de los recursos planteados y los pleitos judiciales. En consecuencia, miles de familias tuvieron que pluriemplearse para hacer frente a la deuda, mientras que otras tantas se arruinaron, perdieron su tren de vida, sus ahorros, su casa y, en definitiva, vieron sus expectativas vitales totalmente liquidadas.

Si ya esto de por sí es grave, para agarrarse al asiento es revelar el hecho de que los funcionarios no valoraron los casos individuales en función de las solicitudes, sino que anotaron la nacionalidad y la procedencia de los solicitantes y los catalogaron como un grupo ‘proclive’ al fraude, asumiendo que todos ellos lo habían cometido y bloqueando de manera absoluta cualquier vía para alegar nada. Directamente retiraron la ayuda y exigieron la devolución del dinero. Aunque la legislación prohíbe esto en tanto que se resuelvan los recursos a la decisión administrativa. Según el informe de la Comisión parlamentaria encargada de investigar el asunto, la Administración Tributaria gestionó todo el proceso de manera masiva, colocando al lado de cada solicitud la nacionalidad del solicitante, entendiendo que los casos de doble nacionalidad suponían un riesgo de comisión de fraude. Y, en base a esto, eliminaron deliberadamente la posibilidad de defenderse de quienes fueron acusados falsamente de estafar a Hacienda.

Ejemplo de nada

Puestos a hablar de tópicos, sin duda es preferible ser tachado de fiestero y vividor que de racista y xenófobo. Como el mismo Primer Ministro saliente reconoce, se trata de un problema de racismo institucional que es imprescindible atajar. Si acaso queda demostrado palmariamente que la Administración Pública holandesa no es un ejemplo de nada. Ni de respeto al Estado de Derecho, ni de Justicia, ni de Eficiencia. Toda vez que por ello se entienda operar sin atropellar los derechos de nadie. Y es más, queda claro que este escándalo se ha producido en los Países Bajos. No en Italia. No en Portugal. No en España. Por si fuera poco, el cinismo del Gobierno de Rutte ha llegado al punto de ofrecer 30.000 euros como soborno a las familias afectadas en un intento vano de salvar su ejecutivo. No ha servido de nada. Un grupo de afectados presentó una denuncia ante el Tribunal Supremo contra cinco ministros del Gobierno, por su gestión. La situación se ha llevado por delante también al secretario de Estado de Hacienda, Menno Snel, así como al líder de los socialdemócratas, Lodewijk Asscher, destrozando así sus aspiraciones de convertirse en el candidato a la presidencia para las próximas elecciones y arruinando así su carrera política.

Eva González Pérez (Cáceres, 1973), abogada española que vive y trabaja en Holanda, especializada en reivindicar los derechos de los inmigrantes, ha provocado con su investigación, la dimisión del Gobierno de Mark Rutte.

¿Saben qué es lo más irónico de todo eso? Que la abogada que ha destapado el escándalo es española. Eva González. E hija además de inmigrantes españoles en Países Bajos. Bravo por ella. A veces la vida sí pone las cosas en su sitio.

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