LA FIGURA DEL “SERENO” EN SEVILLA COMO UN PARCHE PARA TAPAR HEMORRAGIAS
Si acudimos al Diario de Sevilla podremos ver la siguiente noticia: “Sevilla recupera la figura del sereno para mejorar la convivencia en las calles.”
Esta medida fue impulsada por la agrupación que gobierna el municipio, el Partido Popular, con José Luis Sanz a la cabeza como alcalde. Una medida que ha originado un gran revuelo y bastantes debates en las redes, algunos opinando sobre la necesidad de esta recuperada figura – ahora con el nombre de agente cívico – y otros resaltando un problema que lleva afectando a esta ciudad desde hace algunos años como es el problema de la seguridad.
Si le parece bien al lector vamos a ir analizando esta figura y vemos juntos qué conclusión podemos extraer. Ya de entrada, con la Ley en la mano sabemos que no pueden interferir en las labores de la Policía (pues es la única con la competencia para ello) ni tampoco podrán realizar labores similares a los vigilantes de seguridad. Se prevén como una figura de auxilio al ciudadano y disuasoria para aquellos vándalos que se les ocurra alterar los elementos de la vía pública. Y yo me pregunto: ¿para eso no estaba ya la propia Policía?
Quiero ir un poco más allá: ¿realmente con esta figura se va a conseguir ese carácter disuasorio que hemos comentado? Antes de responder esta pregunta, que es la primera que me surgió al leer el artículo, continué indagando en los orígenes de esta iniciativa. ¿Por qué motivo nuestro alcalde rescata en estos momentos una figura tan antiquísima como el sereno?
Pues resulta que ello se debe a una visita que José Luis Sanz realiza a los comerciantes de la calle Franco, una calle céntrica donde recientemente se ha disparado el número de robos y los propios empresarios le demandaban mayor presencia policial – bastante diferente a la figura del sereno – Así que o una de dos: nuestro alcalde no escuchó bien sus demandas o realmente existen intereses ocultos.
Porque sabemos que existe un problema estructural de base como puede ser un bajo número de agentes de policía para poder redistribuir para patrullar las calles de nuestra ciudad, lo cual provoca ineludiblemente la consecuencia de que en ciertos barrios (que no son necesarios mentar en este artículo) sí que haya un verdadero problema de seguridad, además de la comisión de una interminable lista de delitos. Entonces, ¿la figura del sereno, que tiene unas funciones bastante más limitadas que la policía, va a resolver este problema?
Pues por supuesto que no. Lo que denota es un clasismo recalcitrante que siempre ha imperado en el Partido Popular, quien se ha esforzado en sus distintos gobiernos en separar a los ciudadanos en ciudadanos de primera y ciudadanos de segunda. La seguridad nunca había sido una preocupación para el Partido Popular hasta que aumentaron los robos en una calle del centro de Sevilla. ¿Se preocupaba igual por la seguridad en zonas donde se vende droga a plena luz del día y junto a menores de edad, como ocurre en otros barrios más alejados del Consistorio? ¿O la seguridad de los vecinos de aquellos barrios donde una minoría de personas imponen su Ley mediante la política del terror y el miedo?
Si continuamos desgranando esta figura, resulta que se prevé como una medida de creación de empleo para mayores de 45 años. Y no me malinterpreten ustedes: personalmente apoyo cualquier medida orientada a crear empleo, máxime en una sociedad donde impera una práctica abusiva en la contratación laboral como es el edadismo, es decir, que a partir de cierta edad los parados tienen más complicación para encontrar un nuevo empleo. Pero que digo yo también que hay empleos que se pueden cubrir con la contratación de parados de más de 45 años sin tener que recurrir a una figura que, coincidirán conmigo, es absolutamente innecesaria y responde a intereses para nada nobles.
Por lo que entiende quien redacta este artículo que, existiendo otro tipo de empleos con carácter de servicio público para aprovechar y poder contratar a mayores de 45 años, que ahora llegue el Sr. Sanz y reinvente esta figura para darle empleo a este grupo de personas, trate de disfrazarlo como una medida eficaz para evitar males mayores cuando solo se aplica en una calle de Sevilla y existiendo el mismo problema en otros barrios más periféricos – agravado y desde hace más tiempo – yo no se lo que pensará el lector, pero a mí me parece una auténtica tomadura de pelo y deberíamos pedir más explicaciones al Consistorio.
Necesitamos mayor presencia policial, no agentes cívicos. Y no solo para el centro de Sevilla o las zonas más pudientes de nuestra ciudad, sino para todos los barrios. Y como ciudadanos tenemos el derecho de exigirlo así a todos los partidos políticos que nos traten de gobernar.