Martes, 3 de diciembre, 2024

CASO RUBIALES: ¿SE HA CONVERTIDO EL FEMINISMO EN UN MOVIMIENTO SUPREMACISTA?

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Campeonas del mundo

Si Rubiales ha tenido que dimitir, debe hacerlo también el Gobierno del país en bloque por haber aprobado una ley que ha excarcelado a más de cien agresores sexuales y que ha beneficiado a 1.155.

Pablo Gea Congosto

Se nos ha ido de las manos. Completamente. Lo que debiera haber sido una celebración por todo lo alto que nos uniera a todos, indistintamente de la ideología, se ha convertido en una polémica que ha desbordado todas las previsiones, salvo las de quienes la han fabricado deliberadamente. Porque, después de la victoria en el Mundial del fútbol femenino, ese y no otro hubiera debido ser el objeto de análisis y noticia en los medios de comunicación y en la charla de los bares. Junto a una cerveza y unos altramuces. Pero no.

Rubiales Beso a Jenny

Lo que para cualquiera a quien no le falle el sentido común ha sido un gesto espontáneo al calor de la euforia de la celebración por la victoria -el ya icónico beso- ha sido utilizado por el Gobierno y por el lobby feminista como un arma arrojadiza para elevar la intensidad en la ya asfixiante cultura de la cancelación. Que, además, incluye un objetivo político más maquiavélico: esconder la subida alarmante de los hidrocarburos, del aceite de oliva y de los productos básicos; desviar la atención sobre las múltiples cesiones que Pedro Sánchez van a hacer a los nacionalistas catalanes y vascos con tal de seguir en el poder; y obligar a los adversarios políticos a definirse (o a favor o en contra del relato).

Rubiales Feminismo Escándalos Corrupción

Porque no cabe duda de que Rubiales es un impresentable, y que sus conductas poco decorosas y alejadas de toda elegancia le alejan de ser la figura idónea para ser representante del fútbol español. Pero, de ahí a considerar un pequeño ‘pico’ como una agresión sexual en toda regla equiparable a una violación o a un abuso de autoridad, hay un mundo. Y esto no tiene que ver con la simplificación mediática de ‘estar con Rubi o estar con Jenni’. Tiene que ver con el juicio frío que el sentido común como ciudadanos tiene que proporcionarnos, y con el que las autoridades competentes (las judiciales, si la cosa termina ahí) tengan en su momento que hacer.

Desde el primero momento, Yolanda Díaz, Irene Montero y todas aquellas que viven de las ficticias ‘emergencias de género’ para mantener su puesto de trabajo, han generado un auténtico tsunami para crear una presión social y mediática en aras de un relato oficialista que, o compras, o eres machista. Un relato que se ha convertido en una caza contra cualquiera que se abstenga de condenar categóricamente a Rubiales o bien decida permanecer neutral. Una caza que ha servido para redoblar la criminalización del ‘hombre’ como grupo victimario frente a la ‘mujer’ como grupo víctima. En sustitución de la fallida lucha de clases.

Ley si es solo si

Esto ha llevado a todos los grupos de poder a suscribir esta visión de las cosas, por miedo a ser víctimas de esta totalitaria cultura de la cancelación, que hace eso mismo, cancelar a cualquiera que discrepe de la verdad oficial o de la simplificación interesada de algo mucho más complejo. Efectivamente, Rubiales debería ser apartado de los puestos de responsabilidad que ostenta e investigado. Pero no por un pico sin mayor importancia, sino por el tema de las comisiones con Piqué a causa del traslado de la Supercopa de España a Arabia Saudí. En su momento fue protegido por el Gobierno porque no interesaba ir contra él.

Ahora las cosas han cambiado. Pero si Rubiales ha tenido que dimitir, debe hacerlo también el Gobierno del país en bloque por haber aprobado una ley que ha excarcelado a más de cien agresores sexuales y que ha beneficiado a 1.155. Jamás en toda la historia de la democracia española se ha producido un ataque contra la mujer más espantoso que el que ha perpetrado el gobierno de coalición entre el PSOE y la extrema izquierda. Nadie lo hará. De hecho, pactarán con los golpistas catalanes y los herederos de ETA para seguir gobernando.

Rubiales Feminismo

Lo más grave de todo esto no es que se haya manipulado a Jennifer Hermoso para satisfacer intereses políticos, un juguete roto al que quienes hoy defienden mañana abandonarán en el contenedor de la basura. Es que se pretende que los tribunales y los órganos de responsabilidad quiebren la presunción de inocencia y condenen por el mero hecho de que una mujer denuncie. Independientemente de las pruebas y del juicio de proporcionalidad jurídico. Y de que se imponga una visión de las relaciones humanas que abandona la libertad para adentrarse en las tenebrosas sendas del nuevo puritanismo que la inquisición de lo políticamente correcto nos quiere imponer a base de eliminar la libertad de acción, de pensamiento y de expresión.

Afortunadamente, no todo el Feminismo ha caído en esta deriva. No todo el Feminismo es supremacista. Pero no cabe la menor duda de que la visión impulsada por el Gobierno, los grupos extremistas y un lobby que ha abandonado la lucha de la igualdad para defender la discriminación, sí que lo es.

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