SER DISRUPTIVOS
Estas Elecciones Europeas han dejado claras dos cosas:
- Primera: que la gente está hasta las narices de los políticos.
- Segunda: que no quiere medias tintas.
Así de claro y así de simple. Por esta razón, las principales manifestaciones de esta realidad son que las opciones populistas, totalitarias y ultras hayan experimentado una notable mejoría tanto en apoyo popular como en número de votos por un lado, y que el voto se haya concentrado en grandes bloques ideológicos con el objetivo de ‘hacer piña’ contra el enemigo ideológico común por otro. En esta clave hay que leer el retroceso de las opciones pretendidamente moderadas y centristas. Ya no es cuestión de que su maquinaria política sea más eficaz o menos (que también), si no de que en un contexto de polarización y de ‘emocionalización’ política, el sentir general de la gente va por otro lado.
Los tradicionales ejes Izquierda/Derecha ya no existen, salvo los fósiles y los grandes partidos que han vivido de esta eterna dualidad y perseveran en mantenerla. Ahora, como por ejemplo se demuestra en países tales como Estados Unidos, Francia o Alemania, las cosas cambian. Puesto que un revolucionario puede votar a Donald Trump o a Marine Le Pen, y un conservador puede apoyar a los socialdemócratas. La Izquierda y la Derecha se ven sustituidas por el eje Globalismo/Anti-globalismo, Libertad/Estatalismo, Campo/Ciudad, Autonomía/Control, Libertarismo/Paternalismo. Es decir, todo es mucho más complejo, y el pensamiento de las personas es menos dado que nunca a ser encasillado en categorías simples que renuncian cualquier análisis riguroso de una realidad que cambia por momentos y rápidamente.
En España, la política de bloques, dentro de este lastimero guerracivilismo del que no somos capaces de librarnos, está más viva que nunca. Lo que se ha apuntado más arriba tiene su réplica también aquí: los bloques socialista y conservador emergen fuertes y bien delimitados, aunque ello pase por votar a los mismos partidos que mienten y roban sin ningún pudor, mientras que el voto outsider del sistema se ha materializado en un tipo que se dedica a extorsionar a aquellos que le llevan la contraria y que se ha presentado a las Europeas sin un programa coherente bajo el brazo.
En esta situación, ¿cuál es la solución? Hablo a las claras: un partido revolucionario contra la Clase Política que defienda la libertad de las personas frente a los populismos y las formaciones tradicionales. Actualmente asistimos casi encadenados a la muerte a fuego lento de la Democracia y del Estado de Derecho. Cada vez el Estado se toma mayores atribuciones, diseñando una agenda ideológica que han comprado todos a uno u otro lado del espectro, que le arrebata al individuo la capacidad de decidir por sí mismo. El Estado Español se ha entregado a la corrupción más desvergonzada, donde los delincuentes tienen el poder, las sentencias no se cumplen y se aprueban leyes ideológicas para obligar a todos a pensar igual y someter a los discrepantes.
La respuesta debe ser la unión de todos bajo un programa, unos líderes y unas siglas comunes, que de manera dura y contundente afirme sus propósitos sin vacilaciones de ninguna clase y se sitúe claramente dentro del tablero político: Libertad contra Tiranía, Estado de Derecho contra Estado Autoritario, Democracia contra Dictadura. Si hacemos esto y lo hacemos ya, ganaremos.