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La Iniciativa

En marzo de este año salió a la venta el volumen España, juguete del oportunismo. El desgaste nacional tras las elecciones del 23J, 2023, de Germán Gullón, y que ha sido presentado en Madrid, Santander y Astorga. Plantea el catedrático y crítico literario una serie de lúcidas reflexiones sobre la agitación política y la convulsión electoral acaecida el pasado verano. Es difícil no identificarse con ellas. Y en conjunto también son un indicativo y un termómetro de la pobre calidad de nuestra democracia española. Y aquí no cabe echar toda la culpa a los políticos, puesto que en su análisis también pone el dedo en la llaga de las carencias de los electores y votantes a la hora de ejercer su responsabilidad.


Gabriel Alonso-Carro y García-Crespo

Doctor (UCM) y ex Jefe de Estudios de la Escuela Diplomática


«No cabe echar toda la culpa a los políticos por el resultado del 23-J, también hay carencias en los electores a la hora de ejercer su responsabilidad»

En un contexto de cultura postmoderna y de «sociedad líquida», los males que apunta D. Germán es cierto que no son únicamente nuestros. pero nuestra idiosincrasia nacional es cierto que puede agudizarlos. Los vemos en democracias muy consolidadas pero nuestras características patrias (apasionamiento, cainismo, impulsividad más que reflexión pausada, etc.), sin duda, los aumentan y multiplican.

Invito a leer las reflexiones, sugestivas y pedagógicas que contiene el libro, porque suponen una apuesta por la cordura y el razonamiento pausado, alternativo al guirigay y Patio de Monipodio en que se ha convertido la ‘Piel de toro’, –al menos en cuanto a lo político se refiere—. Como indico en el título, si hubiera que resumir en dos palabras contrapuestas el contenido de este ensayo serían frentismo y cultura, una constituiría el problema y la otra la solución (entendida también como la disposición reflexiva a afrontar los difíciles dilemas).

Como no podía ser de otra manera, por el nervio íntimo de la propuesta de solución a nuestra coyuntura sociopolítica, el escritor se inspira en sus propias meditaciones al hilo de la reacción que le suscitó contemplar lo ocurrido el pasado estío pero, asimismo, en referencias culturales y lecturas recientes —en las que se apoya con habilidad—.

Señalaría fundamentalmente tres: dos explícitas y una implícita. Como estas líneas son más una invitación a leer el libro que una repetición o síntesis de sus argumentos —lo que facilitaría precisamente lo que se quiere evitar: la lectura y reflexión sosegada—, no quiero por ello limitarme a glosarlos sino más bien señalar el marco intelectual donde se mueven.

Por un lado, hay una referencia indiscutible y son los dos grandes escritores que nuestro autor ha biografiado: Galdós y Emilia Pardo Bazán. Constreñido por el espacio, cito únicamente dos ejemplos de la apoyatura en sus obras. De Galdós, por ejemplo, cita Fortunata y Jacinta como obra señera de la literatura europea del XIX y las grandes enseñanzas que nos puede aportar sobre la condición humana, de las situaciones sociales, de las relaciones humanas y afectivas, de la España finisecular…todo un tratado en fin de antropología e historia descrito novelísticamente.

El segundo ejemplo, relativo a Pardo Bazán, es su indudable personalidad —como figura femenina en un mundo masculino (el literario, académico, intelectual, etc.)— y su obra: preterida por ser una mujer adelantada a su época. Cita con entusiasmo Gullón su obra Por la Europa católica (1902) ilustrando sus viajes, propuestas e ideas para intentar compaginar el mundo moderno ya presente en otros países con nuestra fuerte identidad española y sus rasgos propios.

En este sentido se duele mucho D. Germán, como hiciera su padre Ricardo Gullón (académico y premio Príncipe de Asturias), del esteticismo que triunfó con la Generación del 98 arrumbando las ideas prácticas y concretas del realismo social de estos dos grandes literatos así como de otros sectores populares de las letras españolas (como el círculo de Sinesio Delgado y su publicación Madrid cómico). Piensan ambos que no hubiera venido nada mal aprender también de la realidad tal cual era, e intentar mejorarla, y no recrearse en ensoñaciones historicistas.

«Los blancos occidentales son una ‘rareza’ que ha hecho posible el mundo de hoy»

Otra referencia cultural explícita, que me ha sorprendido para bien por ser relativamente reciente, es el trabajo del antropólogo norteamericano J. Henrich, publicado en el 2020. Este estudioso plantea tesis muy interesantes sobre cómo el mundo occidental cristiano está en la base de las democracias actuales, entre otras cosas por las limitaciones morales en el parentesco (prohibición del incesto, de la consanguinidad, de la promoción de la estabilidad matrimonial y familiar, etc.). No es el caso resumir aquí sus planteamientos pero baste decir que señala a los blancos occidentales como una ‘rareza’ cuya particularidad ha hecho posible el mundo de hoy, también en lo cultural, científico y tecnológico.

Finalmente, señalo la última referencia cultural que destaco, ésta implícita y politológica. En resumidas cuentas, lo que viene a defender y por lo que apuesta Gullón, es por una democracia deliberativa y no el modelo descrito paradigmáticamente por Schumpeter. En el primer modelo prima el debate argumental, la valoración racional, la apertura a todos los actores sociales en igualdad en el debate público y el respeto a las opiniones diversas y a las minorías.

«En la competencia electoral lo que prima es ‘vender’ un ‘producto’ de consumo al votante»

En el modelo caracterizado por Schumpeter (método de gobierno definido por la libre competencia electoral), esquematizando, lo que prima es ‘vender’ un ‘producto’ de consumo al votante, colocar por medio de la mercadotecnia la propia opción electoral y animar a escoger votar a los representantes de la soberanía popular como si a los de una empresa comercial se tratara (el partido político de turno).

Por fin, como lo que únicamente importa son resultados —cifrados en la consecución de los votos, que es lo único que le corresponde ejercer al ciudadano en democracia— valdría todo: también agitar los resortes más bajos e instintivos y las emociones más primarias y viscerales, tal como hace la publicidad y el mercado. Calibren ustedes en qué modelo democrático realmente estamos y valoren así la oportunidad del libro que nos ofrece D. Germán.


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