De la ‘nueva censura’ a la ‘caza de brujas’.

Corren malos tiempos para la libertad de expresión. Lo ‘políticamente correcto’, definitivamente, se nos ha ido de las manos. Lo que para muchos no ha sido más que un chistecillo fácil, carne de cañón para los programas de parrilla, se ha revelado en los últimos tiempos como un enemigo formidable, el más peligroso, para los sistemas democráticos. No estoy hablando ni de los mercados ni de los ‘poderes fácticos’ de turno, empleados con ligereza por los políticos de uno u otro signo para apuntalar un discurso apto para la digestión de las masas. Me refiero a la dictadura de lo políticamente correcto, correa de transmisión de una ideología que a día de hoy ha enraizado en medios e instituciones: el ‘buenismo criminal’.