Domingo, 27 de abril, 2025

«No hay en la actualidad actividad más rechazada y con peor opinión pública que la política.»

Diego López

No hay en la actualidad actividad más rechazada y con peor opinión pública que la política. Y debemos reconocer que con razón pensamos así. La actividad política ha perdido todo el sentido originario que se teorizó desde la antigua Grecia con sus grandes filósofos, pasando por Roma con pragmáticos juristas, hasta la Edad Media con el pensamiento cristiano. Hagamos un breve recorrido histórico por las concepciones de “política” que diversas épocas y pensadores han sostenido.

Para Platón o Aristóteles la política era una de las actividades humanas más elevadas. Su fin era organizar la sociedad de tal manera que los ciudadanos pudieran vivir conforme a su naturaleza, esto es, ser felices. Era una ciencia arquitectónica porque trataba de armonizar las distintas dimensiones del ser humano (alma, cuerpo) y de la realidad (verdad, bien, belleza) para que alcanzara su plenitud. Si bien es cierto que esta visión de la política era bastante totalizante, o como diríamos con un lenguaje más actual y menos denostado, paternalista. Al frente del gobierno debían estar las personas más formadas y virtuosas, de lo contrario el sistema político en lugar de ayudar al ciudadano suponía un obstáculo para su realización. De hecho, las diversas formas de gobierno “malas” que teorizó Aristóteles no es otra cosa sino la asunción del poder por parte de personas sin formación y sin la fuerza para vivir conforme a unos valores morales exigentes: la demagogia es la tiranía de los pobres contra los ricos, la oligarquía la dictadura de los avaros contra el resto del pueblo, y la monarquía autoritaria el gobierno de un solo hombre corrompido frente al resto. Es más, Platón consideraba que los únicos dignos de gobernar el Estado eran los filósofos debido a su formación y comportamiento moral, y solo tras muchos años de una educación especializada.

Aunque Roma no es un ejemplo en cuanto a la formación y moralidad de sus gobernantes, ni existe la misma profundidad teoría en este ámbito en comparación con la filosofía griega, no deja de ser menos cierto que la invención del derecho, como principio supremo de la actividad pública por encima de cualquier otra voluntad, supuso la invención del Estado de Derecho. En este sentido, si el derecho refleja una organización virtuosa de la sociedad es porque quienes lo elaboran gozan de la misma virtud.

Sin embargo, no podemos confundir gobierno, poder o Estado con política. La actividad política, entendida en su sentido originario, es lo que hoy llamaríamos actividad pública. La política es todo aquello que el ciudadano realiza en sociedad, es decir, en su relación con los demás más allá de la intimidad del hogar. De esta manera, el trabajo o el ocio es político… Cuando Aristóteles afirma que el hombre es un animal político, no quiere decir que somos “gobernantes” por naturaleza, sino que por naturaleza somo animales sociales, necesitamos por necesidad y por utilidad organizarnos en sociedad, vivir en relación con otros. Estas relaciones son de muy diverso tipo: sentimentales, profesionales, de amistad…

Un buen amigo mío con el que comparto nombre (Diego Suárez) ha realizado su trabajo fin de carrera sobre la amistad política en Santo Tomás de Aquino. No pretendo ni plagiar su tesis, no resumir sus innumerables páginas en un párrafo, pero es muy interesante la idea que está de fondo en la tesis: para el éxito de la actividad política, entendida como ejercicio del poder y como actividad pública, requiere de la virtud de la amistad. Solo será exitosa una organización política y social en la medida en que sus miembros quieren el bien del resto, es decir, son “amigos” unos de otros. No se trata de una amistad de ir a tomar cervezas a la terraza de un bar, sino de una manifestación de la caridad, del amor: todos los seres humanos son dignos de amor, y esto significa que queremos lo mejor para ellos, para todos, para cada uno.

Si damos un salto hasta la Edad Moderna, principalmente con los pensadores ilustrados, encontramos los primeros grandes errores en la concepción política. Ésta deja de ser una actividad que concierne a toda la sociedad, y circunscrita al ámbito de la ética, para convertirse en el mero ejercicio del poder. La política así se limita a los gobernantes, y ya no incumbe a los ciudadanos. El poder deja de ser un medio para promover la felicidad humana y se transforma en un fin en sí mismo. De hecho, algunos de estos pensadores plantean que el hombre es enemigo del hombre, o que no siendo posible un idílico estado de armonía entre todos, el poder debe regular las luchas fratricidas.

Como vemos, a partir de la Ilustración la actividad política pierde el sentido ético, de búsqueda del bien común, y social, que concierne a todos los seres humanos, para ser el simple ejercicio del poder por el poder.

No dedicaré muchas líneas, pues bien sé que ustedes (queridos lectores) están al día de la actualidad y de la historia reciente de la humanidad, a exponer ejemplos de cómo la actividad política es ejercida por los gobernantes para buscar su propio bien personal, y con el último fin de mantenerse en el poder para perpetuar durante el mayor tiempo posible los jugosos beneficios, económicos y de otra índole (vanidad, soberbia), que obtienen. Pedro Sánchez, la Unión Europea, Trump, los partidos políticos, los medios de comunicación… son pocas las excepciones que podemos encontrar en estos ámbitos de personas virtuosas y formadas que busquen la felicidad y el bienestar de cada ciudadano. Este es el problema de la política, que no contamos con una visión adecuada de la misma, ni tenemos personas de virtud y formadas para ejercer el gobierno.


Autor

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Información básica sobre protección de datos Ver más

  • Responsable: Partido político DESPERTAR SOCIAL.
  • Finalidad:  Moderar los comentarios.
  • Legitimación:  Por consentimiento del interesado.
  • Destinatarios y encargados de tratamiento:  No se ceden o comunican datos a terceros para prestar este servicio. El Titular ha contratado los servicios de alojamiento web a Hostalia que actúa como encargado de tratamiento.
  • Derechos: Acceder, rectificar y suprimir los datos.
  • Información Adicional: Puede consultar la información detallada en la Política de Privacidad.