¿ES EL PSOE LA PRINCIPAL AMENAZA PARA DE DEMOCRACIA ESPAÑOLA?

El mejor servicio que podía prestarle el Partido Socialista Obrero Español a la sociedad española es su autodisolución.
Pablo Gea
Conviene que muchos se hagan esta pregunta. Muchos que le han votado o le votan actualmente. Pues es importante no perder de vista que se trata, de lejos, del partido político que ha gobernado durante más años en la democracia española tras la aprobación de la Constitución del año 1978. Es decir, el PSOE es el partido del sistema por antonomasia. Y los vicios que experimenta el sistema español, reconducibles directa o indirectamente a él. Aunque no exclusivamente.
Para quien se moleste en consultarlo, comprobará desagradablemente que España baja año tras año en los ránquines de calidad democrática. Con un descenso especial desde que el PSOE, de la mano de Pedro Sánchez, obtuvo de nuevo el poder. No vamos a hacer aquí una glosa de las desdichas que a los españoles no han acontecido desde entonces. Tan sólo vamos a detenernos en dos sucesos importantes que a muchos les han pasado casi desapercibidos, pero que tienen una importancia capital de cara a lo que se está diciendo.
El primero de ellos es la investigación por fraude electoral, cuya responsabilidad recae en el partido socialista, localizado esencialmente en las Elecciones municipales de 2019. Lo que en principio fue visto sólo como fenómenos locales ha escalado hasta el punto de ofrecer un panorama nada alentador. Y es que las investigaciones judiciales están revelando un fraude de proporciones importantes, si bien por ahora difíciles de delimitar, que afectan al voto por correo. Chantajes, compra de votos, suplantaciones de identidad, manipulación del contenido del sufragio emitido por ancianos, alteraciones de los envíos postales, tráfico de influencias… Sevilla, Murcia, Melilla, Tenerife, Almería y Ciudad Real se encuentran entre las provincias afectadas. Que se sepa, por el momento. La cuestión es que el hecho de que se dé el mismo patrón en zonas dispares del país, y que esto afecte a la misma formación política, permite sospechar -no sin fundamento- que se trata de un plan organizado e implementado desde arriba.
El segundo es el anuncio de Hacienda de endurecer los controles sobre la disposición de dinero en efectivo, en la línea de impulsar el euro digital. El planteamiento para por la imposición de multas de hasta 150.000 euros por movimientos bancarios que incluyen, entre otros, la disposición de 1.000 euros en distintos días. Cantidad irrisoria, dentro de unos movimientos que la propia Hacienda sabe que se dan muy habitualmente. En suma, se trata de investirse de un poder policial omnímodo para fiscalizar y controlar lo que hace el ciudadano, jugando con el miedo para arrebatarle su libertad y el fruto de su trabajo, manteniéndole sometido.
Y como estos dos ejemplos, cientos. Pero todos tendentes a lo mismo: recortar la libertad del individuo y conducirlo lenta y suavemente hacia el Estado Totalitario. Que cobra ahora una nueva forma, lejos de los desfiles y de las pancartas del siglo XX. El Totalitarismo del siglo XXI se presenta bajo el ropaje de la Democracia, y se sirve de ella para imponerse sigilosamente, con la complacencia de sus propias víctimas. España es uno de los ejemplos más descarados y sórdidos de todo el mapa europeo. Un totalitarismo impulsado por un partido con unas siglas muy claras y unos líderes muy reconocibles.
Y lo cierto es que, atendiendo a la Historia, los responsables son siempre los mismos. Pues fue el PSOE, de la mano de Francisco Largo Caballero y de Indalecio Prieto, el partido que con diferencia más hizo para provocar la Guerra Civil. Como lo es ahora el principal responsable de dividir y enfrentar de nuevo a los españoles, por medio de la aprobación de leyes que proscriben a la mitad de los ciudadanos y que someten a todos, incluidos a los suyos propios. Valorando todo esto en su conjunto, se llega a la conclusión de que el problema más grave que tiene ahora mismo España se llama Partido Socialista Obrero Español. Y que, hasta que no desaparezca, el país no podrá respirar y vivir en paz.