Miércoles, 12 de febrero, 2025
SCREAM 2022: LA REINVENCIÓN DEL SLASHER

Asistimos al regreso de un Ghostface notablemente diferente de sus antecesores. Más brutal y metódico, inmerso a la perfección dentro de la generación millennial de la que procede.

Pablo Gea

Para los que hemos crecido amamantados por este género siempre nos genera un especial regusto acurrucarnos en la butaca del cine cual adolescentes hormonados a la espera de experimentar emociones fuertes. A pesar del desgaste progresivo que las aplastantes y repetitivas secuelas de los mitos olímpicos como Viernes 13, Halloween o Pesadilla en Elm Street han ocasionado al género, si hay algo que ha hecho diferente a la saga Scream es el hecho peculiar de que sus secuelas, enlazadas en un todo coherente, no hacen perder frescura a lo que se presenta como una evolución lógica. Nadando en las aguas del Quijote del Terror adolescente, uno sabe a lo que se expone cuando compra las entradas y engulle las palomitas. Algo más que jóvenes hasta arriba de alcohol y drogas tratando de escapar de un psicópata enmascarado.

SCREAM 2022: LA REINVENCIÓN DEL SLASHER

         La saga original, dirigida por Wes Craven hasta la cuarta entrega, le dio la vuelta a la tortilla fusionando con maestría amor al género con mala baba y humor cafre. Esa era la magia que contagió a una legión de fans que ven en ella algo mucho más profundo que la nueva entrega de un género trillado. Hecho al que no es ajeno el guionista Kevin Williamson. Ahora, con Craven fuera de escena, asistimos al regreso de un Ghostface notablemente diferente de sus antecesores. Más brutal y metódico, inmerso a la perfección dentro de la generación millennial de la que procede. En la que la distinción entre realidad y ficción no está del todo clara y la perversa realidad del crimen se percibe de forma cínica y normalizada. La banalización de la muerte se expone con un cinismo crudo y a la vez cómplice, tan sincero como seductor.

         Los veteranos y los que ahora cogen la antorcha se dan cita en una cinta que va mucho más allá del homenaje forzado con el objetivo de contentar a todos (como fue el caso de última saga de Star Wars) para elevarse con una identidad propia que tiene claro de dónde viene pero que no pierde el norte de a dónde va. Más si cabe que las anteriores, esta entrega rompe con los códigos de lo políticamente correcto para ridiculizarlos y volverlos contra el espectador por medio de unos asesinatos explícitos que asumen lo más elemental del gore para integrarlo con éxito dentro del slasher.

SCREAM 2022: LA REINVENCIÓN DEL SLASHER

         Ha de confesar quien escribe que ha disfrutado enormemente con ella, yendo a la sala con una mezcla de esperanza y escepticismo, para ver colmadas sus expectativas con creces. Especialmente al percibir un mensaje mucho más profundo tras el ejercicio terapéutico de procesar una violencia tan acertadamente tratada como explícitamente expuesta (sin spoiler) en la monstruosa motivación del asesino. Tan ajustada a su tiempo que asusta más que la teatralidad necesaria en la puesta en escena de las muertes que el homicida va acumulando conforme avanza el metraje.

         En definitiva, una refrescante puesta a punto del mito que sabe dar sus dosis de clasicismo y vanguardia. No lo duden, vayan a verla.

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