Trump sólo conoce la América profunda de turista

Entrevista a Aleksandro Palomo, uno de los analistas políticos actuales más lúcidos.
La Iniciativa
Aleksandro Palomo acaba de publicar Geoestrategia: Fracturas y articulaciones del sistema global, un libro que repasa que región a región donde haya un conflicto internacional: Cáucaso, Yugoslavia, Ucrania, Afganistán, Asia del Sur, Mar de China, Corea, Palestina, Irak, Siria, Irán, Yemen, Iberoamérica, África del Norte, Occidental y Oriental, África Central y Ártico.
La Iniciativa ya adelantó una prepublicación antes de que llegara a las librerías.

«Los “talibanes” son el grupo que mejor ha sabido catalizar el nacionalismo afgano contra la ocupación del país»
Usted ha publicado en medios de izquierda como El Viejo Topo. ¿Qué le pareció que Podemos aplaudiese la retirada occidental de Afganistán? ¿Es peor ‘Yankilandia’ que el régimen talibán? ¿Cómo es posible que una organización que abandera el feminismo se alegre de que los talibanes tomen el poder?
Sinceramente, desconozco la postura de Podemos con respecto a Afganistán, pero la mayoría de partidos políticos sostienen sin dificultad todo tipo de incongruencias. Dicho esto, desde el punto de vista de las relaciones internacionales, a mí me parece que la retirada del ejército de los EEUU del territorio de un país independiente y soberano es una buena noticia. El problema es que esa retirada tenga como consecuencia el regreso al poder en Afganistán de los “talibanes”. Sin embargo, se trata de una consecuencia lógica. Los “talibanes” son el grupo que mejor ha sabido catalizar el nacionalismo afgano contra la ocupación del país por parte de EEUU y la OTAN. Es decir, la ocupación de EEUU de Afganistán durante veinte años fortaleció a los “talibanes”, que se erigió como la respuesta a la ocupación.
«El papel de Europa en África ha sido históricamente depredador. Ahora la competitividad entre europeos, chinos y rusos puede beneficiar a los africanos»
Desde luego que Occidente no solo representa los valores de la Ilustración, ni siquiera Francia. No hay más que repasar su papel por África, especialmente en Ruanda y Congo. ¿Cómo cree que puede afectar tanto a los gobiernos africanos como a su población el mayor peso de Rusia y China en el continente?
Bueno, el papel de Europa en África a nadie se le escapa que ha sido un papel históricamente depredador. África ha sido para Europa el granero de las materias primas. Todavía está por ver el papel de China y Rusia. En el peor de los casos, yo creo que la entrada de China y Rusia ya supone un avance para África. Al menos, los africanos ya tienen diferentes opciones donde elegir. Ahora, los gobiernos africanos, por lo menos, pueden jugar con las alianzas. Pueden amenazar con firmar los contratos con otra potencia si no se mejoran las condiciones de los contratos presentes. En definitiva, esa competitividad entre europeos, chinos y rusos puede beneficiar a los africanos si saben aprovechar las cartas a su favor.
Sobre el conflicto ucraniano, pareciera que usted apuesta por una alianza de Europa con Rusia. Pero, ¿dónde queda la defensa de los derechos humanos sobre los crímenes de guerra cometidos por las tropas rusas?
Bueno, yo apostaba por una Europa política que se ampliase hasta los propios límites geográficos del continente. Es decir, que incluyera a la propia Rusia. No olvidemos que Rusia es Europa. Este proyecto, que gozó de buena salud en el siglo pasado y fue defendido por el presidente De Gaulle o Willi Brandt (un político de derechas y uno de izquierdas), veían en ello la única opción para que Europa recuperase su soberanía después de la II Guerra Mundial. Lo cierto es que después del inicio de la guerra de Ucrania nos hallamos en el punto más alejado de esa posibilidad. La guerra en Ucrania ha partido Europa por la mitad y va a ser muy difícil revertir esa situación. En cuanto a los crímenes de guerra ocurridos en este conflicto todavía están pendientes de ser investigados a fondo y juzgados, pero estoy convencido que no se han cometido en un solo bando.

«La derrota de Rusia no se va a producir nunca. La autorización de Biden al empleo de los misiles de largo alcance es una medida desesperada por alargar la guerra de Ucrania»
Siguiendo con Ucrania. En 1994, en el Memoradum de Budapest, Kiev entregó su arsenal nuclear a Moscú (que era legado de la URSS) y a cambio Rusia se comprometió a respetar la integridad territorial de Ucrania. En 1997, por el tratado de Amistad, Rusia se volvió a comprometer a respetar la integridad territorial de Ucrania a cambio de continuar usando Sebastopol (Crimea) como base naval. Este tratado se renovaba automáticamente cada 10 años, salvo que una de las partes lo denunciara, con los que la primera renovación fue en 2007 (ya con Putin) en el poder. ¿No le parece que, con la anexión de Crimea y la invasión posterior, Putin se saltó los acuerdos vigentes entre Rusia y Ucrania? Y dados estos precedentes, ¿no parece entonces que la única solución duradera a la guerra es una derrota de las tropas de Putin?
En primer lugar, es necesario aclarar a la audiencia que la derrota de Rusia no se va a producir nunca. Esta posibilidad sólo se planteó en las redacciones de los medios de comunicación occidentales, pero en ningún caso se tuvo en cuenta en el Pentágono. La desigual capacidad militar de los contendientes es tal que hace imposible esta posibilidad. Con respecto a los acuerdos entre Ucrania y Rusia, la cesión del arsenal nuclear ucraniano a Rusia formaba parte de un plan de desarme y desactivación de la Guerra Fría. Este acuerdo fue impulsado por EEUU con la intención de evitar la proliferación de nuevos Estados con armamento nuclear. Realmente, Washington tenía casi más interés que Moscú, ya que se consideraba al naciente Estado ucraniano como inestable políticamente. No hay que olvidar que este acuerdo formaba parte de otro más amplio entre la URSS y EEUU que pretendía acabar con la Guerra Fría. La URSS renunció a su esfera de influencia sobre Europa Oriental y disolvió el Pacto de Varsovia. Por su parte, EEUU se comprometía a hacer lo mismo en Europa Occidental. Sin embargo, las bases militares en Europa se mantienen hasta el día de hoy y la OTAN no sólo no ha desaparecido, sino que se ha ampliado hasta la frontera con Rusia.
Con respecto a Crimea, se puede acusar a Rusia de favorecer el proceso de autodeterminación de esta región. Recordemos que la población de Crimea decidió su independencia de Ucrania y su posterior incorporación a la Federación de Rusia en sendos referéndums. Podríamos discutir si la injerencia de Rusia en este proceso es legítima, pero recordemos que es el mismo “modus operandi” que la Unión Europea aplicó en Yugoslavia en los años noventa y que también se aplicó en la disolución de la URSS, con la independencia de los países Bálticos, por ejemplo. En definitiva, ha sido una práctica extendida de la “real politik” entre las grandes potencias. Esto no la convierte en legítima, pero invalida las críticas provenientes desde EEUU o la Unión Europea.
Además Ucrania cedió sus armas nucleares a Rusia a cambio del compromiso de respetar sus fronteras. EEUU y Reino Unido se comprometieron a garantizar que esto se cumpliría. ¿No cree que después de la invasión de Ucrania por Putin, ningún estado pequeño/mediano va a querer renunciar a su programa de armas nucleares, lo que nos avocaría a un mundo más peligroso con múltiples países dotándose de armamento nuclear?
El proceso de rearme en el mundo ya comenzó antes de la guerra de Ucrania. Efectivamente, muchos Estados ya no perciben el sistema internacional como un lugar seguro y buscan afirmar su independencia a través de la disuasión que pueda ofrecer su armamento. La guerra contra el terrorismo de EEUU supuso un antes y un después en esta tendencia a dotarse de armamentos. El programa nuclear de Corea del Norte, por ejemplo, arranca en esa época. A partir de 2003, con la invasión de Irak por parte de EEUU, sin autorización de la ONU, les quedó claro a muchos gobiernos que la legalidad internacional ya no era un obstáculo para las grandes potencias cuando querían imponer su voluntad. Desde entonces, la necesidad de poseer una fuerza militar disuasoria ha ido aumentando a la par que ha menguado el papel de la legalidad internacional y la ONU.
Para terminar con este país. ¿La autorización de Joe Biden a que Ucrania pueda utilizar los misiles tácticos de largo alcance (ATACMS), obedecería a un intento desesperado porque Ucrania gane la guerra antes de la vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca?
La autorización de Joe Biden al empleo de los misiles de largo alcance solamente puede interpretarse como una medida desesperada por alargar la guerra de Ucrania y complicar las posteriores negociaciones para la paz. Por un lado, se proporciona una nueva falsa esperanza a los ucranianos que todavía confían en ganar la guerra (si es que quedan algunos). Por otro lado, complica las negociaciones para la paz, que con toda seguridad pretende emprender el gobierno de Trump. Ya que, con la escalada militar, la posición de Rusia se puede hacer más inflexible. En cualquier caso, como comentaba antes, en el Pentágono y la Casa Blanca saben que la guerra no se va a ganar, pero esta pieza sacrificada que es Ucrania, mantiene a Rusia, mientras dure la guerra, a la defensiva.
¿Cómo explica que alguien de la derecha radical, de la América profunda, pueda tener buena relación con Rusia y Corea del Norte?
Bueno, si se refiere a Trump, éste no pertenece a la América profunda. Es un neoyorkino que sólo conoce la América profunda de turista. Sin embargo, sí es cierto que su proyecto político ha sabido capitalizar el descontento de la América profunda. En cuanto a las relaciones que Trump ha desarrollado con Rusia y Corea del Norte, no las calificaría de buenas. Pienso que la política internacional que intenta desarrollar Trump es una política aislacionista. Ésta fue la política histórica aplicada por EEUU hasta la II Guerra Mundial. En este sentido, Trump percibe que Rusia y Corea del Norte son un problema para sus vecinos, pero no para EEUU. Por lo tanto, pretende desligarse de ese tipo de conflictos que considera que no incumben directamente a EEUU. Otra cosa es que a EEUU le sea posible regresar a una política aislacionsita. En su mandato anterior, Trump no lo logró y dudo mucho de que lo pueda lograr en el siguiente. Las implicaciones de EEUU en el orden internacional son tan extensas y complejas que no se pueden revertir sin poner en riesgo el orden internacional y al propio EEUU.

«La llegada al poder de Trump es una buena noticia para Netanyahu, parece anunciar una barra libre de matanzas en Oriente Próximo»
En cambio en Oriente Medio es posible que con el republicano en Washington, Israel endurezca su represión en Gaza y Cisjordania…
Efectivamente, la llegada al poder de Trump es una buena noticia para Netanyahu, ya que todo parece anunciar una barra libre de matanzas en Oriente Próximo. Trump es un filo-sionista y una parte significativa de su electorado también. Esto significa que tiene una profunda convicción religiosa en que el proyecto sionista de erradicar a los palestinos y defender a toda costa el Estado de Israel es un designio divino. Al margen de respaldar la limpieza étnica emprendida por el gobierno de Israel contra el pueblo palestino, el posible conflicto abierto con Irán se perfila en el horizonte. Es de temer que Trump dé luz verde a Israel para atacar a Irán, algo que hasta el momento le ha negado Biden. Si estalla la guerra abierta entre Israel e Irán se va a producir un conflicto regional de pesimistas conclusiones, al que se pueden ir incorporando otras potencias y escalar hacia un conflicto global.
¿Y cómo cree que será el papel de Donald Trump ante el conflicto entre China y Taiwán?
Es de prever que Trump va a mantener el pulso con China por la hegemonía económica a nivel mundial. Lo que todavía está por ver es si va a utilizar el arma de Taiwán contra China. En su anterior presidencia no lo utilizó de manera tan agresiva como el gobierno de Biden, pero eso puede cambiar. Si Trump aviva este fuego, vendría a añadirse a los otros conflictos que ya tenemos abiertos a nivel global y que ya hemos mencionado. Y algo más grave aún, podría suponer la implicación de China en un conflicto armado.
¿Algún vaticino de conflicto actual que desaparezca en 2025 o alguno nuevo que pueda surgir?
Siempre pueden surgir conflictos nuevos, pero los más graves ya los tenemos sobre la mesa. Lo más preocupante en el corto plazo es cómo evolucionen los que hemos mencionado a lo largo de la entrevista. El único que veo posibilidades de desactivarse, al menos temporalmente, es el de Ucrania. Si Trump cumple su promesa electoral, debería presionar a Ucrania para que se siente a negociar.