UNA NORMA ASESINA

El propósito no es otro que el de desincentivar la tenencia de animales domésticos y llenar las arcas del estado y las carteras de las farmacéuticas
Pablo Gea
Con la entrada en vigor de la Disposición Final Quinta del Real Decreto 666/23 de 18 de julio el pasado día 2 de enero de 2025, el mundo animal entra en una espiral de locura absurda que es difícil de entender, salvo que se asuma un interés malévolo por parte del Gobierno que aprueba esta legislación.
Y es que, desde ahora, los veterinarios están sujetos la prescripción de antibióticos en función de los que provengan de una lista elaborada burocráticamente, dentro de plazo y en la forma que prevé la nueva legislación. Lo que viene a significar que el criterio médico del profesional se ve sustituido por la rigidez burocrática, a la par que se pierden horas vitales que marcan la diferencia entre la vida y la muerte del animal. A esto hay que añadir que la prescripción del profesional veterinario no puede hacerse sobre un animal callejero que no tenga chip, lo que aboca a la muerte segura de esos animales rescatados que necesitan intervenciones de urgencia.
Se llega así al escenario delirante de que quienes han consagrado su vida a salvar la de los animales tiene que contemplar con las manos atadas cómo esos seres mueren delante de sus propios ojos. Sin que puedan hacer nada, porque saltarse estos prohibiciones y procedimientos absurdos puede conllevarles multas de hasta millones de euros.
Por si todo esto no fuera ya motivo para eliminar la aplicación de esta legislación, la palma se lo lleva el 21% de IVA de los medicamentos para animales, que van a dejar de estar subvencionados, y cuya dispensa pasa obligatoriamente por el paquete entero, y no por la dosis necesaria. Traducido al cristiano, que hay que sacar la caja entera y pagar por ella, aunque el animal sólo necesite una pastilla. Una maniobra miserable, que perjudica a los más pobres y les obliga a arruinarse si no quieren dejar morir a quienes son miembros de su familia.

Este miércoles tiene lugar una concentración por el Colegio Oficial de Veterinarios en Madrid, que es imprescindible apoyar por todos los que tienen animales de compañía o simplemente consideran una auténtica aberración la aprobación de esta ley. Porque el Gobierno que permite esto no es amigo de los animales.