ETA y el cine

En Italia no se entendería un cine que tratase con romanticismo a las Brigadas Rojas.
La Iniciativa
Víctor Pérez Velasco lleva más de 10 años dedicado a investigar procesos de adoctrinamiento a través del cine y los medios de comunicación. En uno de sus últimos libros, ‘ETA y el cine’, mantiene que el cine español —y aún más el vasco— transmite una idea romántica del terrorismo. En unos días salpicados por la rebaja de condenas a 44 etarras con delitos de sangre, y que contó con los votos no sólo de la izquierda y de los independistas sino con los del PP, Vox y UPN porque sus diputados no cumplieron con la elemental función de leerse la ley que se les presentaba, entrevistamos a este psicopolitólogo colaborador de La Iniciativa.

Usted se ha visto decenas de películas y documentales sobre ETA. Su conclusión es que la mayoría no son críticas con el terrorismo.
Al ponderar las estadísticas obtenidas, se podría decir que más del 40% de los films son favorables o comprensivas con los terroristas y su causa, además de adoctrinadoras en pro del nacionalismo vasco. Concluyendo: son colaboracionistas con el fenómeno terrorista, aunque con una intensidad variable, según productores y directores, y por extensión, cómplices con el nacionalismo vasco. La tolerancia con ese terrorismo que reflejan las películas explicaría el éxodo forzoso de más de 150.000 ciudadanos obligados a salir del País Vasco, pudiendo ser considerados como víctimas de una ‘limpieza étnica’ sin parangón en la Unión Europea.
«La complicidad del nacionalismo vasco y la tolerancia de una parte de la izquierda española con ETA favorecen que haya películas comprensivas con el terrorismo»
¿Nota alguna diferencia entre el cine y los documentales?
Los documentales son los más tolerantes con el terrorismo de ETA, más hispanófobos y más pro nacionalistas vascos que las películas. El 70% de los documentales adolecen del Síndrome FOD (Falsa Objetividad Doctrinal): dan una visión unilateral de los hechos; obvian versiones antagónicas y realizan un ejercicio consciente de unilateralidad. Hay una excepción: los documentales de Iñaki Arteta que dieron voz a las víctimas. El documental es el mejor agente para realizar adoctrinamiento político.
En otros países europeos no se entendería un cine a favor de las Brigadas Rojas, la Fracción del Ejército Rojo o el nazismo. ¿Por qué sí ocurre en España?
Es una cuestión muy delicada que suscita diferentes perspectivas de análisis. En mi opinión, los ingredientes que coadyuban a la existencia de este tipo de cine en España implican varios factores: la complicidad del nacionalismo vasco; la tolerancia de una parte de la izquierda española con una organización también de izquierdas, como fue ETA; y la falta de valentía, lógica por el miedo a los asesinos, de la mayoría de la industria cinematográfica que se envolvió en una tibia neutralidad.

«La derrota evidente de ETA a partir de 2004, incrementó las producciones cinematográficas filoterroristas para que gane el relato de la postverdad»
¿Ha notado mayor apoyo en el cine a ETA en los últimos años, ya con una banda desarticulada, o cuando cometían atentados?
Buena parte del cine de nuestro análisis, más del 40%, estuvo siempre conectado al adoctrinamiento pro nacionalista y pisó fuerte entre finales de los 70 y los 80. Después, a partir de los años 90, fue moderando su presencia. Desde el año 2000 hubo un incremento que se fue acentuando a partir del debilitamiento de la banda. La derrota evidente de ETA a partir de 2004, incrementó las producciones cinematográficas filoterroristas para ponerse al servicio del proyecto abertzale de reescribir el pasado y ganar el relato de la postverdad.
Usted publicó un libro en 2011 sobre el tratamiento que el cine español dio a la guerra civil durante la Transición, ‘Cine español y adoctrinamiento político en democracia’. ¿Encuentra algún paralelismo con el tratamiento dado por el cine a ETA?
Durante la Transición se hicieron unos 60 films sobre la Guerra Civil. Reparé que lo que se proyectaba en las pantallas difería de lo que había leído y oído. Analicé minuciosamente 50 films desde 1976 hasta 2008. Conclusiones: de 50 películas, 37 eran prorrepublicanas (74%), 13 neutrales (24%) y “0”, pro nacionales. La cinematografía no fue objetiva, los vencedores, media España, eran olvidados, su imagen destruida y los republicanos, los derrotados, idealizados y ensalzados. El cine español distorsionó la verdad del conflicto. Algo similar, salvando distancias, ocurre con el cine sobre ETA que los derrotados, los terroristas, salen beneficiados.
¿Actualmente se quiere blanquear a ETA o se quiere pasar página?
Hay dos visiones. Los que en su día apoyaron a ETA de manera más o menos explícita, especialmente los nacionalistas vascos, que hoy sí quieren blanquearla. Hay que integrar en este bloque, a una importante mayoría de la izquierda española, incluido el PSOE, que se apunta al lavado de los terroristas por cálculos electorales. La otra visión, la mayoritaria, incluye a las víctimas, los demócratas sin etiquetas, los partidos liberales y los conservadores, se resisten a pasar página cerrando en falso este drama. Sería deseable que el inconsciente colectivo del pueblo español derrote al adoctrinamiento y no olvide sin más el asesinato ignominioso de los muertos producidos por ETA y sus derivaciones.

¿Qué opinión le merece que PP, Vox y UPN hayan apoyado la convalidación penas a etarras porque no se leyeron íntegramente la proposición de ley?
Hay dos tipos de responsabilidades. La principal y sustancial, la del PSOE y sus aliados que introducen una reforma inmoral de forma mezquina, traicionera e insidiosa, con el objetivo de tratar de burlar al adversario y obtener ventajas políticas a costa de humillar a las víctimas de ETA.
Después, la accidental que, por negligencia o análisis superficial, los que defienden a las víctimas, caen en el engaño y se convierten en cómplices de los anteriores. Debería haber alguna consecuencia para este colectivo de negligentes, a pesar de que las tres formaciones incurrieron en el mismo fallo, lo que indica que la trampa estaba bien urdida.
En cualquier caso, no nos confundamos, lo peligroso es el posicionamiento estratégico del PSOE, y lo puntual y lamentable, la negligencia e ingenuidad de los defensores de las víctimas.