HACIA EL DESPERTAR SOCIAL

Ahora, a las puertas de la legalización efectiva, Despertar Social se prepara para entrar oficialmente en la escena política, con el propósito de indisimulado de convertirse en la primera fuerza política del país y gobernar. Cueste lo que cueste. Tarde el tiempo que tarde.
Pablo Gea – La Iniciativa
La quiebra de los consensos político del 78 ha visto aflorar numerosas fuerzas políticas, algunas de las cuales han ascendido sorprendentemente rápido. E igual de rápido han iniciado su declive. Algo motivado no por la falta de impulso renovador de sus militantes, sino por lo endeble de sus propósitos y por la falta de determinación de sus líderes. Porque, al fin y al cabo, si uno cree en una causa, debe entregarse a ella por entero, o no hacer nada en absoluto. El resultado de esta falta de entrega absoluta al ideal se puede comprobar hoy en día en el fracaso de los dos grandes partidos regeneracionistas que parecían alumbrar una nueva era: Ciudadanos y Podemos. Uno anclado en el centro y otro en la izquierda radical. Cada cual con sus masas y sus líderes mediáticos. Todo un terremoto social que implicó la abdicación de un rey emérito ahora acorralado por la Justicia, y que ha dado como resultado el ascenso de una fuerza, esta vez de derecha radical, como es VOX.

Detrás de todo este batiburrillo, desde octubre de 2013, un pequeño grupo de ingenuos idealistas andaluces comenzó a desarrollar sus primeros pasos en esto de la política en la ciudad de Huelva. Los medios, claro está, no podían rivalizar con los de las grandes formaciones, ni siquiera con las de tamaño medio o pequeño. Había ilusión y había ganas, pero nada más. En esos momentos, quizás, tampoco hacía falta. Desde el primer momento, el germen de este grupo se afanó en la creación de una ideología y de un proyecto fuerte en sus cimientos, que no son otros que la claridad de ideas. ‘Sin teoría revolucionaria, no puede haber revolución’, afirmó Lenin una vez. Y es verdad. Antes de poner en marcha una maquinaria es esencial saber por qué se lucha. Porque, cuando haya que tomar decisiones difíciles y las dificultades en la lucha política empiecen a arreciar, sólo una coherencia política a prueba de bala podrá salvar al partido de su total destrucción.
Esto se tuvo claro desde el principio, como también que se trataba de un proyecto cuyo eje pivotaba sobre la dimensión social del movimiento político, como un instrumento de los sectores más desfavorecidos para empoderarse. Y no de una nueva fotocopia de un ideal marchito que se ha pasado siglos manipulando a los obreros para luego llegar al poder y arrebatarles los derechos. Tanto es así que, pese a lo reducido del grupo embrionario, estos sectores radicales no dudaron en amenazar y tratar de sabotear la incipiente actividad, algo lógico por otra parte cuando se trataba de individuos y formaciones políticas cuya cultura del diálogo se basa en el matonismo del comisario político de tercera división. Mas todo ello no impidió que el ideario del partido quedara plasmado en una obra fundamental para comprender los fines del proyecto, El nacimiento del Hombre Nuevo: Personas, no Ideologías , publicado en 2016 y presentado en la Facultad de Derecho de la Universidad de Huelva. A partir de ese momento, auténtica carta de presentación del joven movimiento político, la actividad se extendió hacia la ciudad de Sevilla, donde se ampliaron los contactos y se desarrolló la estructura inicial del movimiento, que eclosionó en la asociación denominada Despertar Social .

Desde ahí se puso en marcha una actividad que desembocó en la creación de este mismo medio, como vía de expresión del movimiento político en todas sus vertientes, un canal predilecto para dejar claras las posiciones y hacer entender los ejes sobre los que se ancla el ideario y las políticas a aplicar: combinar eficazmente los derechos sociales con las libertades individuales. Pues ambas no son antagónicas, sino complementarias, condición previa para la existencia mutua. Los actuales partidos denominados ‘progresistas’ han dejado de serlo, si es que lo fueron alguna vez. Han sustituido la defensa de los derechos de los ciudadanos por la imposición de una estricta moral pública de carácter conservador, travestida de modernidad pero que, no por ello, deja de ser rancia y servil. El apoyo exclusivista a las minorías, envueltas de los antiguos privilegios políticos que ostentaba la aristocracia, ha dejado huérfana a buena parte de la clase media y trabajadora. Como también a los jóvenes y a aquellos con una alta cualificación técnica. Que ven como su talento se desperdicia y su vida se malgasta. Sabedores, en el fondo, de que ninguno de los partidos políticos que existen ahora va a modificar nada en el fondo. Sólo cambios cosméticos y nada más.
Pues bien, este partido nace con una vocación radicalmente diferente. No busca el poder por el poder, ni los privilegios por los privilegios. Sus integrantes podrían haber formado parte de los que ahora tienen el poder mismo en sus manos, si su ambición fuese meramente personal. El sacrificio y el desgaste que supone montar algo así de cero sólo se ve compensado por la entrega absoluta a una causa. Una causa que se focaliza en el combate sin cuartel de la Clase Política y de las élites económicas, que utilizan los recovecos legales para abusar de los ciudadanos, pervirtiendo la lógica del libre mercado, única vía para generar riqueza y prosperidad. Sólo así las cosas cambiarán de verdad. Cambio que debe estar en manos de animales políticos duros y disciplinados, tan entregados a su tarea que aseguren sin condiciones con sus actos que con incorruptibles y que nos les temblará la mano a la hora de hacer lo que haya que hacer para materializar los fines que nutren aquello por lo que se lucha.

Ahora, a las puertas de la legalización efectiva, Despertar Social se prepara para entrar oficialmente en la escena política, con el propósito de indisimulado de convertirse en la primera fuerza política del país y gobernar. Cueste lo que cueste. Tarde el tiempo que tarde. Las causas sinceras no entienden de límites. Sólo los que la voluntad de sus impulsores se imponga.